Artículo de Opinión

La incredulidad política en República Dominicana resuena cada vez con más fuerza

En la República Dominicana, la incredulidad hacia la clase política se ha convertido en un eco constante que resuena en los corazones de los ciudadanos. La desilusión y el desencanto se apoderan de nosotros al observar la conducta de ciertos individuos que manchan el honor de la ciencia política, cuestionada y vapuleada por tantos episodios vergonzosos que hemos presenciado.

En la actualidad, presenciamos cómo un tránsfuga de la transparencia se mueve una vez más de un partido a otro, en busca de resguardo para sus faltas. Esta práctica de cambiar de partido político se ha vuelto común en los círculos partidarios dominicanos, con argumentos injustificables y alegatos que intentan ocultar las verdaderas intenciones detrás de estos movimientos.

El partido que actualmente ostenta el poder, el PRM, llegó al gobierno con la promesa de cambio, de acabar con la corrupción que imperaba en el anterior gobierno del PLD. Sin embargo, nos encontramos con la paradoja de que figuras cuestionadas por su accionar se suman a las filas de este partido, en medio de una reelección y la búsqueda de continuar gobernando.

¿Cómo es posible que aquellos que llevaban la consigna de "más cambio" en su campaña no se percaten de la contradicción y decepción que generan al aceptar a personajes con antecedentes cuestionables en sus filas? La ideología de progreso y transparencia que se esperaba del PRM se ve comprometida por estas decisiones, poniendo en duda el avance hacia un futuro mejor que se espera de las manos de dicho partido.

La incredulidad política en República Dominicana crece, alimentada por las acciones y decisiones que socavan la confianza de la ciudadanía en sus representantes. Es necesario reflexionar y exigir coherencia y transparencia en la gestión pública para recuperar la fe en un sistema político que verdaderamente represente los intereses del pueblo dominicano.